Jeremías, 17, 7.
"Al contrario, bienaventurado el varón que tiene puesta en el Señor su confianza, y cuya esperanza es el Señor. Porque será como el árbol trasplantado junto a las corrientes de las aguas, el cual extiende hacia la humedad sus raíces, y así no temerá la sequedad cuando venga el estío. Y estarán siempre verdes sus hojas, ni le hará mella la sequía, ni jamás dejará de producir fruto".
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