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samadhi

Las fuentes del Genil

Fuentes altas del Genil,

entrañas de Sierra Nevada,

bien se entiende la llorada

pérdida del nazarí.

 

Si de sus aguas estás pendiente,

y en oyendo su rumor vital,

ya decir no podrás evitar,

como Tales, ¡sostén de todo ente!

 

A los pies de Muley Hacén

no es esta medida del hombre

ya que mascas la hecatombe

que la natura puede hacer.

 

Por una cuesta infernal

ascendieron presidiarios,

como dichos desgraciados

tampoco veíamos el final.

 

Dueños de la toponimia,

aquí ya no nadie se pierda

por mucho que un perro nos muerda

toda traba no sea nimia.

 

Sus quicios cartografiados,

en ge pe eses referidos,

senderistas decididos,

marchan ufanos, confiados.

 

Medid la hibris montañeros,

que a un disparate os dirige,

con este buen mapa os corrige

quien os tiene por compañeros.

 

A la vuelta ya algo rápida

su secreto al descubierto

no evitó que de algún muerto

noticia nos diera una lápida.

 

Quedan reflejos agosteños

de luna llena, no en cuarto,

¿cómo ha de verla un lagarto?,

¿tal que un ocelo en sus sueños?

 

Sea lector de lo escrito el juez,

si para con la verdad o es maraña,

si acaso es confundir una castaña

con lo que todos conocen por nuez.

 

 

Un tipo interesante

www.youtube.com/watch?v=SMUR2Ewu8Ro

Del Mundo Today

Montoro recuerda que estará firmando amnistías fiscales esta tarde en El Corte Inglés

Idiocia

No hay criatura más estúpida que un votante español. Aunque puede que sí: un votante español en elecciones europeas.

Encíclica Lumen Fidei, 19.

"La salvación comienza con la apertura a algo que nos precede, a un don originario que afirma la vida y protege la existencia. Sólo abriéndonos a ese origen y reconociéndolo, es posible ser transformados, dejando que la salvación obre en nosotros y haga fecunda la vida, llena de buenos frutos. La salvación mediante la fe consiste en reconocer el primado del don de Dios, como bien resume San Pablo: En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe. Y esto no viene de vosotros: es don de Dios".

Encíclica Lumen Fidei, 13.

"Perdida la orientación fundamental que da unidad a su existencia, el hombre se disgrega en la multiplicidad de sus deseos; negándose a esperar el tiempo de la promesa, se desintegra en los múltiples instantes de su historia".

Tao Te Ching, 1.

No se puede conocer a Tao sólo hablando de Tao.

Mateo, 16, 4.

"¿Conque sabeis adivinar por el aspecto del cielo; y no podéis conocer las señales claras de estos tiempos de la venida del Mesías? Esta generación mala y adúltera pide un prodigio; más no se le dará sino el prodigio del profeta Jonás. Y dejándoles se fue."

Mateo, 4, 27.

"Al instante Jesús les habló, diciendo: Cobrad ánimo: soy Yo, no tengáis miedo. Y Pedro respondió: Señor, si eres Tú, mándame ir hacia Ti sobre las aguas. Y Él le dijo: Ven. Pedro, bajando de la barca, iba caminando sobre el agua para llegar a Jesús. Pero viendo la fuerza del viento, se atemorizó; y empezando a hundirse, dio voces, diciendo: Señor, sálvame. Al punto Jesús, extendiendo la mano, le cogió, y le dijo: Hombre de poca fe, ¿por qué has titubeado? Y luego que subieron a la barca, se calmó el viento."

Mateo, 5, 43.

"Habeis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y tendrás odio a tu enemigo. Yo os digo más: Amad a vuestros enemigos: haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os persiguen y calumnian: para que seáis hijos de vuestro Padre celestial: el mal hace nacer su sol sobre buenos y malos; y llover sobre justos y pecadores. Pues si no amáis sino a los que os aman, ¿qué premio habeis de tener? ¿no lo hacen así hasta los publicanos? Y si no saludáis a otros que a vuestros hermanos, ¿qué tiene eso de particular? Por ventura, ¿no hacen esto también los paganos? Sed, pues, vosotros perfectos, así como vuestro Padre celestial es perfecto.

Mateo, 4, 1.

“En aquella sazón, Jesús fue conducido del Espíritu de Dios al desierto para que fuese tentado allí por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días con cuarenta noches, tuvo hambre.

Entonces, acercándose el tentador, le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en panes. Mas Jesús les respondió: Escrito está: No de sólo pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Dios. Después de esto le transportó el diablo a la santa ciudad de Jerusalén, y le puso sobre lo alto del templo, y le dijo: Si eres el Hijo de Dios échate de aquí abajo; pues está escrito: Que te han encomendado a sus ángeles, los cuales te tomarán en las palmas de sus manos, para que tu pie no tropiece contra alguna piedra. Replicole Jesús: También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. Todavía le subió el diablo a un monte muy encumbrado; y mostrole todos los reinos del mundo, y la gloria de ellos, y le dijo: Todas estas cosas te daré si, postrándote delante de Mí me adorares. Respondióle entonces Jesús: Apártate de ahí, Satanás: porque está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a Él sólo servirás. Con eso le dejó el diablo; y he aquí que se acercaron los ángeles, y le servían”.

San Marcos, 7, 15.

"Nada de afuera que entra en el hombre puede hacerle inmundo; mas las cosas que proceden o salen del hombre, ésas son las que dejan mácula en el hombre. Si hay quien tenga oídos para oír esto, óigalo".

San Juan, 11, 8.

"Dícenle sus discípulos: Maestro, hace poco que los judíos querían apredrearte, y ¿quieres volver allá? Jesús les respondió: ¡Pues qué!, ¿no son doce las horas del día?. El que anda de día no tropieza porque ve la luz de este mundo: al contrario, quien anda de noche, tropieza porque no tiene luz.

San Juan, 3, 8.

"El viento sopla donde quiere: y tú oyes su sonido, mas no sabes de dónde sale o adónde va: eso mismo sucede al que nace del espíritu".

Lucas, 11, 35.

"Cuida, pues de que la luz que hay en ti no sea tinieblas. Porque si tu cuerpo estuviese todo iluminado, sin tener parte alguna oscura, todo lo demás será luminoso, y como antorcha luciente te alumbrará".

Lucas, 11, 9.

"Así os digo yo: Pedid, y se os dará: buscad, y hallaréis, llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe: y quien busca, halla: y al que llama, se le abrirá".

Lucas, 7, 44.

"Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Yo entré en tu casa y no me has dado agua con que se lavaran mis pies: mas ésta ha bañado mis pies con sus lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me has dado el ósculo de paz: pero ésta desde que llegó no ha cesado de besar mis pies. Tú no has ungido con óleo mi cabeza, y ésta ha derramado sobre mis pies sus perfumes. Por todo lo cual te digo: Que le son perdonados muchos pecados, porque ha amado mucho. Que ama menos aquel a quien menos se le perdona".

Lucas, 6, 43.

"Porque no es árbol bueno el que da malos frutos, ni árbol malo el que da frutos buenos. Pues cada árbol se conoce por su fruto: que no se cogen higos de los espinos, ni de las zarzas racimos de uvas".

Lucas, 3, 10.

"Y preguntándoles las gentes: ¿Qué es lo que debemos, pues, hacer? Les respondía, diciendo: El que tiene dos vestidos, dé al que no tiene ninguno, y haga otro tanto el que tiene que comer. Vinieron, asimismo, publicanos a ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿y nosotros qué debemos hacer para salvarnos? Respondióles: No exijais más de lo que os está ordenado. Preguntábanle también los soldados: ¿Y nosotros qué haremos? A éstos dijo: No hagais extorsiones a nadie, ni useis del fraude: y contentaos con vuestras pagas".

Marcos, 12, 38.

"Y decíales en sus instrucciones: Guardaos de los escribas, que hacen gala de pasearse con vestidos rozagantes y de ser saludados en la plaza, y de ocupar las primeras sillas en las sinagogas y los primeros asientos en los convites: que devoran las casas de las viudas con el pretexto de largas oraciones: éstos serán castigados con más rigor".