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samadhi

Cuando callan las trompetas

En la literatura y en el cine, la guerra está imbuida frecuentemente de un halo épico del cual es componente esencial la figura del guerrero heroico. Para componer esa imagen aureolar es imprescindible la elaboración estética mediante la música solemne, la llamativa vestimenta militar o la abnegación del esforzado soldado hacia sus compañeros. Esta parafernalia, sin perjuicio de sus evidentes valores para la vida social y esencialmente para el reforzamiento y pervivencia de los estados-nación, es empleada profusamente en el cine, y sobre todo en el producido por el imperio americano. Por eso es interesante esta oscura película como contrapunto nihilista de toda esa exuberancia y vigor castrense que acompaña ineludiblemente a la buena marcha de los imperios que en el mundo han sido: un contrapunto opresivo y deprimente, despojado de adornos melódicos, donde los protagonistas son el miedo y la desesperación que bien mirados anulan cualquier posibilidad de belleza o bondad en los actos de guerra, es decir, en el campo mismo de la batalla donde la mierda siempre rueda hacia abajo como bien sabe el soldado experimentado.

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