Santiago Niño Becerra

Nadie sabe cómo terminará la actual crisis, que no es sólo económica. Parece que no hay expertos que se atrevan a dar una predicción del todo optimista, pero no pocos ven la cosa muy negra, con los datos en la mano: el agotamiento de las reservas petrolíferas unido al desarrollo de grandes países muy poblados como Brasil, Rusia, India y China (el BRIC) con una demanda de energía en progresión geométrica ascendente, hace que el escenario dentro de diez o quince años sea imprevisible. Lo que sí parece claro es que el modelo liberal capitalista hasta ahora conocido va a desaparecer o a mutar bruscamente con la desaparición de la clase media por convertirse en una parte innecesaria del engranaje, lo que se traducirá en una tragedia humana en nuestros opulentos países occidentales.