Eclesiástico, 51, 4.
"Y por tu gran misericordia, de la cual tomo nombre, me has librado de los leones que rugían, ya pronto a devorarme: de las manos de aquellos que buscaban cómo quitarme la vida, y del tropel de tribulaciones que me cercaron".
"Y por tu gran misericordia, de la cual tomo nombre, me has librado de los leones que rugían, ya pronto a devorarme: de las manos de aquellos que buscaban cómo quitarme la vida, y del tropel de tribulaciones que me cercaron".
0 comentarios