Zenón de Citio

El estoicismo es la forma ética más sublime de las que el hombre pueda haberse provisto; de hecho todo el sistema filosófico estoico emana de sus principios éticos y gira en torno a ellos. La buena vida del epicúreo tiene una gran dignidad en tanto que lo que busca es la ataraxia del individuo, siendo su método el conocimiento de la naturaleza y el perfeccionamiento en solitario. Pero para los estoicos,  todo su bien y toda su esperanza se sustenta en el deber, y el deber no tiene razón de ser si no es deber hacia los otros; de esta idea surge la concepción de la “humanitas” romana que la cristiandad recogerá para hacérnosla tan cercana a los hombres vivos de la actualidad que nos resulta casi imperceptible. Esa generosidad proporciona la mayor excelencia imaginable en la sociedad y en la dignidad del que la ejerce, y prolonga sus efectos, si no los hace más luminosos incluso, después de la muerte.