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Palacio de los Cárdenas

Declarado Monumento Nacional el 4 de marzo de 1931.

A finales del siglo XV o principios del XVI el magnate e hijo de Ocaña, Don Diego Gutiérrez de Cárdenas (amigo personal de la Princesa Isabel, confidente de los Reyes Católicos y Comendador Mayor de León en la Orden de Santiago), casado con Doña Teresa Enríquez -la loca del Sacramento por su amor a la Eucaristía- construyó este palacio de estilo ojival-mudéjar.

 

Este importante y célebre caballero era tronco de la casa ducal de Maqueda de cuyos Duques pasó por herencia a ser propiedad de los Señores de Colmenar, recayendo más tarde en los Duques de Frías. El Duque Don José Bernardino Fernández de Velasco por escritura otorgada en Madrid, el 6 de Enero de 1862, vendió el Palacio a Don José Manuel de Goicoechea a cuyo hijo, Don José, perteneció hasta que éste lo vendió al Ministerio de Justicia, que realizó una importante obra sobre el palacio. Fue uno de los más artísticos y espaciosos edificios de Ocaña, habitado frecuentemente por la realeza castellana en sus visitas a esta Villa.


En su portada gótica y bajo un recuadro con adornos de bolas, campea una gran "S" como las que figuran en la bordura del escudo de los Cárdenas. Ocupa este Palacio una planta rectangular de grandes dimensiones y su interior lo constituye un bello patio rectangular formado por 18 columnas de piedra octogonales de estilo mudéjar, en cuyos capiteles aparecen las armas de la familia Cárdenas y Enríquez, así como las conchas de la Orden de Santiago. Rodeando el patio se alzan cuatro amplias galerías, al lado de las que hay varias habitaciones. Grandioso y escalofriante es el Palacio, bajo el marco ojival del hogar de hojas góticas que lo adornan.

A su planta alta se da acceso por una escalera de dos tramos cuyos peldaños son de piedra berroqueña y todos de una pieza, así como su balaustrada que divide dichos tramos y que está hecha en un solo trozo de pizarra de artísticos calados y con dibujos y detalles góticos. En sus galerías se abren espaciosos salones, gabinetes y demás piezas, siendo las más notables las que ocupan la fachada principal. En el extremo opuesto a ésta se encuentra un gabinete con inscripción gótica y otro mudéjar verdaderamente maravillosos. Forman los dibujos de éste, hexágonos, que cruzándola en todas direcciones resultan los lados triángulos equiláteros, en cuyos fondos se corre un friso de madera sobre el cual se haya en relieve una interesante inscripción árabe cúfica, pero con adorno y estilo mudéjar.

 

Esta inscripción se compone de 132 caracteres, siendo su traducción literal: NO HAY MAS DIOS QUE ALÁ, MOHAMED ES SU MENSAJERO (la traducción fue realizada por el Sr. Gayangos).


Proliferan en todo el Palacio, variados y artísticos artesonados, así como decorados góticos-mudéjares que adornan las puertas y ventanas, pero, sin duda alguna, lo que más llama la atención son las artísticas verjas que protegen las ventanas del exterior que dan a la Plaza del Duque, por su forjado en hierro con un entramado curioso y harto difícil, que hace sean calificadas como casi únicas.

 

(Fuente: ocañaonline)

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