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samadhi

Roscón

El ceremonial se ha repetido escrupulosamente: las calles decoradas, la lotería con sus frikis y su cava barato, el gordo barbudo del pijama rojo, los arbolitos decorados, los regalos, el cotillón con resaca, valses en Viena y saltos en la nieve. Todo tiende ahora a su fin con la noche de Reyes y la gran farsa sostenida por el mercado pletórico en una gran rueda cíclica queda simbolizada en nuestro roscón, esa rueda del samsara de la que no sabemos lo que nos deparará para el año recién estrenado, cuando le hinquemos el diente.

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